sábado, 5 de marzo de 2016

PRIMER SELLO



El primer sello postal de la historia se emitió en el Reino Unido el 1 de mayo de 1840 y se utilizó por primer vez para franquear una carta el 6 de mayo de ese mismo año. Hasta la fecha, el importe del envío de la correspondencia debía abonarlo el destinatario y dependía de la distancia que se debía recorrer para su entrega. Su creación se debe al parlamentario británico Rowland Hill, que en 1837 presentó al Royal Mail (Servicio Postal británico) un proyecto en el que se incluía el franqueo de la correspondencia mediante sellos adhesivos que debía pagar el remitente. Además, también incluyó un dibujo con el modelo del primer sello, el Penny Black. Era un dibujo del perfil de la reina Victoria sobre un fondo negro con el texto Postage en la parte superior y la tarifa One Penny (un penique) en la inferior. Se creó un comité en la Cámara de lo Comunes para estudiar la propuesta y en 1840 se aprobó.


En España apenas se tardaron 10 años en establecer este, entonces moderno, sistema de pago y se emitieron los primeros sellos postales el 1 de enero de 1850. Correos también se decantó por utilizar la imagen de una reina para aquellos primeros sellos, en este caso la de la reina Isabel II.
Y desde aquel momento, los sellos se han convertido en un escaparate para divulgar los acontecimientos culturales, sociales, históricos y en general la promoción e imagen de un país y de sus gentes. Incluso hoy en día, con el servicio TUSELLO, podrás tener tus propias imágenes impresas en sellos reales de Correos, con validez tanto en el ámbito nacional como internacional. Lógicamente, tienes que tener los derechos de la imagen y respetar ciertos criterios para que sean aceptadas. Algo que, seguro que no se tuvo en cuenta, con un sello que se emitió en 1930.





El rey Alfonso XIII autorizó la emisión de una colección de sellos de 1, 4 y 10 ptas. en los que se representaba el cuadro de Goya “La maja desnuda“. Era el primer sello en el que aparecía un desnudo femenino y, lógicamente, para la época fue un escándalo… y un éxito de ventas. Según cuenta la leyenda, en sociedades tan puritanas como la estadounidense no se podía tolerar tal atrevimiento y las cartas que se enviaban a los EEUU con estos sellos eran devueltas al remitente. Esta historia tiene todas las papeletas de no ser veraz, pero, conociendo a la sociedad estadounidense, sí verosímil.

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