lunes, 15 de julio de 2013

La usura


En la tradición clásica, encontramos que Aristóteles rechaza la usura categóricamente. Decía que de todas las formas de comercio, la usura es la más depravada y la más odiosa. La usura no sólo se propone un objetivo antinatural, sino que hace un uso erróneo del dinero en sí, pues el dinero fue creado para el intercambio, no para ser incrementado con la usura. La usura es la reproducción antinatural de dinero con dinero. Cuando a esto añadimos la condena de Platón, que afirmaba que la usura enfrenta inevitablemente a una clase contra otra y es, por lo tanto, destructiva para el estado, y la de los filósofos romanos Cicerón, Catón y Séneca, vemos que tanto la tradición judéo-cristiana como la greco-romana, que juntas constituyen la principal fuente de la civilización europea, eran unánimes a este respecto. La tradición religiosa y la secular hablaban aquí con una sola voz.

Puede verse así que la práctica de la usura ha estado sometida a prohibición desde los tiempos antiguos. Achacar esto al primitivismo, la ingenuidad y la falta de comprensión de la realidad económica —algo que muchos detractores han hecho y siguen haciendo— es tan sólo arrogancia, y un modo de eludir las cuestiones intelectuales que subyacen en este problema. La base de la prohibición era ética y teológica y por consiguiente tenía en cuenta cuestiones más profundas que la conveniencia económica y el comercio internacional: a saber, la comprensión —intrínseca en la prohibición de la usura— de que la esencia de la transacción usuraria —que garantiza a alguien la obtención de algo por nada— constituye una violación de la ley natural y está, por lo tanto, abocada a producir desequilibrio y desintegración. Así pues, cualquier inconveniencia que se produjera a nivel de las transacciones comerciales era sacrificada en aras del bien público general, que era considerado siempre como de mayor importancia.

http://www.webislam.com/articulos/18010-historia_de_la_usura.html

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