miércoles, 27 de enero de 2016

Harriet Quimby


Harriet Quimby vivió como una pionera. Sus proezas aéreas, en particular, jalonan una apasionante biografía.
Harriet Quimby a bordo de su aeroplano (1912)
dotada de una brillante inteligencia, radiante belleza y un espíritu audaz, supo hacer sabio uso de todas esas cualidades y consiguió cuanto se propuso. En una época en que las mujeres no podían votar, fue actriz, periodista, guionista y fotógrafa pero, por encima de todo, su vocación era la de aviadora. En 1911 se convirtió en la primera norteamericana en obtener la licencia de vuelo y la segunda en el mundo. Tan solo un año después, el 16 de abril de 1912, consiguió cruzar el Canal de la Mancha pilotando un Blériot-Eindecker equipada con un reloj, una brújula que apenas sabía manejar y una bolsa de agua caliente, en un vuelo de apenas una hora sin incidencias. Pero su hazaña fue eclipsada por el naufragio del Titanic, que colapsó las rotativas de los diarios de la época, relegando su valerosa acción a las últimas páginas. Su recibimiento en Nueva York tampoco obtuvo la notoriedad que merecía. Hacía apenas dos semanas que las sufragistas habían tomado la Quinta Avenida, lo que había levantado ampollas entre los mandatarios de la ciudad, que no se hallaban muy predispuestos a recibir con agrado una gesta femenina que ponía en cuestión la superioridad masculina. Afortunadamente el tiempo haría justicia y Harriet pasó a ocupar un merecido protagonismo en el elenco de la historia de la aviación.


Corre el año 1900 y la familia Quimby abandona su Michigan natal para trasladarse a San Francisco, California. Se dedican a la agricultura, pero no les resulta rentable y deciden otear nuevos horizontes. El matrimonio tiene dos hijas, Harriet, la mayor, de 25 años, es alta, delgada y de estilizada figura. Unos brillantes ojos azules iluminan su rostro.
Harriet es una mujer avanzada a su tiempo, fuerte e independiente. En unos años en los que las sufragistas pugnan por defender sus derechos ella lejos de militar como tal, emprende su particular cruzada ‘feminista’ en pos de sus metas personales. Consciente del poder que su belleza le otorga, decide abandonar el hogar paterno y probar suerte como actriz. Tras interpretar un pequeño papel en el cine mudo, decide escribir guiones cinematográficos. Descubierto su talento para la escritura, decide dedicarse al periodismo. Así, en 1904 decide trasladarse a Nueva York, donde es contratada como fotorreportera por Leslie Illustrated Weekly. En esa publicación ejerce como crítico teatral, y consigue fama en el gremio.
Posee olfato periodístico y es arriesgada, no duda en encargarse tanto de eventos sociales como deportivos o políticos. En 1906 cubre la información sobre la celebración de un rally y decide conducir su propio automóvil.Empieza a destacar por su glamour y estilo entre la ‘jet set’ de la gran manzana. Fuma, es autosuficiente y proyecta la imagen de mujer moderna y liberada.
En 1910, Leslie encarga un reportaje a la reportera sobre la aviación. Quimby asiste a un torneo aéreo internacional en Belmont Park (Long Island). Allí se despierta su fascinación por el vuelo. Decidida a probarlo, acude a la escuela de los hermanos Wright, que la rechazan por su sexo. Pero Harriet no se da por vencida y acude a un instructor de vuelo, consiguiendo su licencia en 1911. Harriet demuestra rápidamente poseer una capacidad innata para volar.
Decidida a convertir su afición en una profesión lucrativa, inicia una incipiente carrera como piloto, que le da gran notoriedad. Hábilmente, cultiva su imagen cuando realiza una proeza: vuela ataviada con un elegante traje de satén ornado de delicadas joyas y de un significativo tono púrpura, que ella misma diseñó. Así se convierte en la primera mujer en realizar un vuelo nocturno, o en sobrevolar México. Es allí donde concibe la idea de cruzar el Canal. Acude en Londres al Daily Mirror y consigue la financiación de su proyecto a cambio de la cobertura exclusiva. Se presenta ante Blériot (su predecesor, el primer hombre en acometer dicha proeza), con una carta de recomendación y le convence para que le preste un aparato, el Blériot XI. Temeraria, decide probar el más difícil todavía y queriendo superar la hazaña de su mentor, emprende el vuelo en sentido contrario, esto es, de Dover a Calais. El escepticismo de aquellos que la despiden en el hangar es total. Su propio instructor le ofrece ocupar su lugar ataviado con sus ropas....
Una hora después aterriza suavemente en la playa de Calais y es recibida por los alborozados pescadores de la zona. Había marcado un hito en la historia de la aviación.
Pero la gloria es efímera y Harriet no pudo escapar a su trágico destino: un accidente aéreo segó su vida solo dos meses después de su conquista.La aviadora salió despedida de su aparato durante una competición aérea al desestabilizarse el mismo tras perder a su copiloto: tenía 37 años. Laexperimentación aeronáutica se hallaba en ciernes y no llevaban cinturones de seguridad. Ello les condenó.
Harriet Quimby fue un modelo a seguir para las mujeres de genera- ciones posteriores: derribó gran parte de los estereotipos femeninos en la sociedad de su tiempo y fue una inspiración para Amelia Earhart, que 20 años después coparía todos los titulares mundiales al cruzar en solitario el Atlántico. ¿Hubiese sido Amelia la protagonista si Harriet hubiese sobrevivido? Nunca lo sabremos.

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