sábado, 6 de diciembre de 2014

Daoíz y Velarde.


Los leones de las Cortes (esculturas de Ponciano Ponzano) que flanquean la entrada al Congreso de los Diputados, fundidos con el bronce de cañones capturados en la Guerra de África en 1860, reciben popularmente el nombre de Daoíz y Velarde.

Con los nombres de Daoíz y Velarde, se suele referir a los capitanes Luis Daoíz y Torres y Pedro Velarde, oficiales de artillería del cuartel de Monteleón que se sumaron al levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas. Tienen un grupo escultórico en la Plaza del Dos de Mayo de Madrid, lugar donde estuvo su cuartel, y en su honor se levantó el obelisco de la Plaza de la Lealtad, actualmente Monumento a los Caídos por España.
Aportaron al movimiento popular, el espíritu de Estado Nacional, para que se uniesen a ellos, en contra de los franceses, no sólo el pueblo de Madrid, sino el ejército y demás estamentos. Sin ningún tipo de refuerzos, resistieron hasta la muerte, sin apoyo de la Junta de gobierno, ni de los propios militares, pero sí fueron uno de los ejemplos de los levantamientos posteriores al 2 de mayo de Madrid.



Ponciano Ponzano
Nacido en el año 1813 en Zaragoza donde se crio, a pesar de su llamativo nombre, de tener algunas esculturas repartidas por la ciudad y que la ciudad de Zaragoza le dedicó una calle, es completamente desconocido en su ciudad de origen.
Aunque de carácter afable y abierto, resultó controvertido en su tiempo. El escultor tuvo una marcada personalidad a lo largo de toda su vida y un gusto por el sarcasmo, lo cual le granjeó numerosas dificultades. Destacó en Ponzano su depurado oficio, su excelente formación y su equilibrada corrección. Propenso al humor y franco, en algunas de sus obras hace alegorías que pasaron desapercibidas y que causan hoy en día extrañeza, como el gato de su Estatua de la Libertad. Su portada, realizada en estilo neo-gótico, para la restaurada Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid, fue tildada por muchos de ridícula. El busto de su amigo Francisco Martínez de la Rosa, conde de Toreno de 1862 en mármol de Carrara, lo representó a la romana con una túnica, al igual que los otros tres bustos que como éste fueron encargados para el Salón de Sesiones. La estatua de 1881 de Victoriano Sánchez Barcáiztegui en bronce, en La Alameda, El Ferrol (La Coruña), está mirando al cielo como si estuviera esperando lluvia.
Su obra estuvo muy expuesta a los cambios políticos entre conservadores y liberales y fue masón para unos y conservador para otros, recibiendo críticas de ambos, a pesar de lo cual, dejó una imagen de persona cabal y de excelente carácter. Aunque trabajó sin cesar, y generó algunas envidias, era un hombre cordial que tuvo muchos y grandes amigos y tiempo para escucharlos y atenderlos. Hizo amistad entre otros con sus paisanos Francisco Javier de Quinto y Cortés amigo desde la adolescencia a quien en su autobiografía agradece su carrera y Juan Bruil. Fueron también muy importantes José Álvarez Bouquel y José Álvarez Cubero padre del anterior, su profesor de anatomía Albites, Federico de Madrazo, José de Madrazo, el conde de Toreno (Martínez de la Rosa), el escultor danés Thorwaldsen del que llegó a escribir una biografía en español y el italiano Tenerani. Antonio Solá, Francisco Pradilla y Ortiz, Agustín Querol y Sabino de Medina llegaron a prestarle dinero durante su juventud. Pero la lista de sus amigos es interminable: Anselmo Gascón de Gotor, Manuel Vilar, José Vilar i Roca, hermano del anterior, Claudio Lorenzale... Es considerado el escultor aragonés del siglo XIX más prestigioso y reconocido fuera de su tierra, con una envidiable situación social de influyentes amistades en la Corte. El 12 de mayo de 1841 se casó con la toledana Juana Mur, hermana de la esposa de Juan Bruil. Federico Madrazo realizó un retrato de la joven esposa de Ponzano que se encuentra en el Museo del Prado entre otros retratos del matrimonio. A su vez Ponzano realizó retratos para Madrazo y su familia. Su amistad con Miguel Agustín Príncipe y sobre todo con Francisco Javier de Quinto y Cortés, conde de Quinto y jefe de la casa real, le ayudaron a ser el escultor oficial del congreso.
De acuerdo con el investigador del CSIC Wifredo Rincón García, que publicó en 2002 la única monografía existente sobre el autor (Ponciano Ponzano (1813-1877), Zaragoza, 2002, ISBN 84-96007-03-0), se trata de un autor olvidado en la actualidad, a causa de modas críticas no siempre justas. Debido a su adscripción al neoclasicismo, y a la decadencia y falta de renovación artística de la escultura española y europea de su época: el siglo XIX, que ha dado el calificativo "decimononico", su obra ha pasado desapercibida.1 Sin embargo su estatua de la libertad sirvió de inspiración para la famosísima estatua colosal francesa actualmente en Nueva York. En la ciudad de Zaragoza la "calle Ponzano" es paralela al paseo de la Independencia, la principal avenida.

http://es.wikipedia.org/wiki/Dao%C3%ADz_y_Velarde

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